La mayoría de las veces el predicador tendrá que interpretar
porciones de las Sagradas Escrituras con el propósito de compartir un sermón o alguna enseñanza. En tales circunstancias lo aconsejable es elegir un texto de fácil interpretación. Una vez escogido el texto la mejor manera de interpretarlo es mediante el método O. I. A., también llamado
Método Inductivo para estudiar la Biblia. Vamos a transcribir lo que dice
M. David Grams, destacado maestro de las Asambleas de Dios, con relación a este método.
El método inductivo es un "estudio por descubrimiento". Se baja de la cumbre donde se había conseguido la vista panorámica para descubrir
los detalles, entenderlos y aplicarlos a la vida personal.
Estudiar por inducción es proceder de lo particular a lo general. El diccionario Larousse nos indica que
la inducción es: "El modo de razonar que consiste en sacar de los hechos particulares una conclusión general".
En este método se examinan los particulares para llegar a
las conclusiones correspondientes.
En su forma más pura, es un método objetivo e imparcial. El estudiante se acerca a las Escrituras con mente y corazón abiertos, esperando escuchar
la voz del Espíritu Santo, que lo guiará a toda verdad.
Iremos ahora a la consideración de los tres pasos del método
inductivo: la observación, la interpretación y la aplicación personal.
1. Observación. Observar quiere decir "examinar atentamente". En este paso se pregunta: ¿Qué se ve aquí? ¿Qué dice el autor? Observar es escudriñar
la porción bíblica como si nunca la hubiéramos visto antes. Es ver las cosas
como están, sin ninguna idea preconcebida. Es pesar cada parte con calma, con
cuidado, con la esperanza de ver algo nuevo. Cada observación debe ser anotada,
y entre estas debe haber muchas preguntas relacionadas con el texto. En este
paso del método se debe tomar tiempo para la meditación, a fin de saturarse del pasaje.
2. Interpretación. En este paso se trata de descubrir lo que quiere decir
el autor sea, la interpretación del pasaje. En el método inductivo, se procura
dejar que la Biblia sea su propio intérprete. Se comienza desde el contexto inmediato
hasta llegar a todos el libro. Para poder comprender el significado de ciertas
palabras, se debe utilizar la ayuda de diccionarios y léxicos. También es importante procurar la reconstrucción del contexto
bíblico mediante una imaginación santificada que haga revivir los tiempos bíblicos. Así se descubren las razones que hay detrás de los pasajes, lo que está entre líneas,
y los propósitos que motivaron a los autores.
3. Aplicación. La aplicación es el fin o la meta del estudio inductivo. El estudiante haría bien en preguntarse lo siguiente:
¿Qué me dice a mi este pasaje?
¿Qué me dice a mi hoy? (Aplicación relevante.)
¿Qué hago yo con lo que la Biblia me dice? (Acción personal inmediata en respuesta a la Palabra.)
En todo nuestro estudio debemos buscar las verdades que hemos de creer, las actitudes que debemos cultivar, los ejemplos
que tenemos que seguir, los pecados que necesitamos confesar, las exhortaciones que hemos de escuchar y las promesas que podemos
reclamar.